Author: Ocasio, Edwin.
Publisher: Publicacion Independiente
Pages:181
En el inmenso y heterogéneo mundo de las redes sociales, la manifestación de opiniones se ha convertido en un acto desafiante, creando un entorno óptimo para la polarización y la estigmatización que parecería fomentar todo, excepto la concordia. El expresar opiniones o posturas, en ocasiones conlleva la pesada carga de ser etiquetado, malinterpretado e incluso, excluido por aquellos que comparten perspectivas diferentes, lo que podría limitar el intercambio de visiones. No tenemos que pensar de la misma manera, podemos basar nuestras relaciones enfocando en aquellas cosas que nos unen y respetando aquellas que nos separan. Y es que estas plataformas, que fueron creadas para fomentar las relaciones sociales, se han convertido en un paredón en el que se fusila a cualquiera, por sus creencias, opiniones, aspecto físico o estilo de vida, transformando este universo virtual en un instrumento que promueve conductas tóxicas y antisociales. Estamos virtualmente más cerca pero emocionalmente más distantes. Es como si las redes nos hubiesen unido para poder separarnos más... interesante paradoja. La disidencia en las redes sociales es un fenómeno complejo que va más allá de la simple expresión de ideas contrarias. Con frecuencia, aquellos que se aventuran a cuestionar la corriente popular, enfrentan, desde la resistencia pasiva, hasta la hostilidad de manera frontal y abierta que, no debería sorprendernos. Algunos no tienen las herramientas para el intercambio de ideas y prefieren ir directo a la confrontación. Es más fácil pues no requiere, ni pensamiento crítico, ni la construcción de una postura sólida y coherente que defienda su punto; suponiendo que tienen un punto. Lo que sí merecería atención y análisis es la resistencia pasiva. Pero no aquella producto de una conciencia real. Nadie tiene la obligación de opinar sobre aquello en lo que no está de acuerdo, incluso, aun cuando esté de acuerdo. Ir al debate de ideas es una decisión personal. Me refiero a esa resistencia pasiva que nace de la cobardía, la falta de carácter o como parte de una estrategia de acomodo… cuidado con esta última.