Author: Jorge Luis Torres.
Publisher: Publicaciones Gaviota
Pages:160
Justo a la mitad del camino, en el teatro cubano de los noventa, comienza a presentarse en todas sus dimensones la amplia gama de propuestas dramatúrgicas y escénicas que confirman la imagen plurívoca de un universo creativo que, aún hoy, a pesar de sus señales irrebatibles, continúa siendo inexlorado: desconocido. La obra, como las fábulas tradicionales, por una parte simplifica un problema social de aristas verdaderamente complejas: la responsabilidad individual que cada uno contrae con su obra y con su identidad expresada paso a paso; armada de la suma fragmentaria de los trozos de su existencia. Por otra parte, los acontecimientos acaecidos sobre el joven pintor en una tierra imaginada en tiempos remotos, pueden funcionar como una imegen del contradictorio proceso social ocurrido en torno a la promoción plástica cubana de finales de los 80 y principios de los 90. Durante los seis episodios, Jorge Luis Torres provoca en sus personajes la necesidad de atravesar transgresoramente su comportamiento habitual. Los obliga a desintegrarse para hacerlos reencontrar aquellos rasgos de su personalidad que han quedado prendidos en distintos y lejanos encuentros. Uno y otro, madre e hijo, van en busca de sí mismos y al mismo tiempo de ellos como dualidad reconocible socialmente. Tratan de salvar las distancias y los obstáculos que los alejan a pesar de compartir el mismo techo. Los seis episodios resultan entonces estaciones diferentes de un viaje cuya trayectoria es elíptica. Sabina y Tito, bajo diferentes apariencias, entrecruzan sus pasos y sus destinos acompañados de ese "viejo fantasma que recorre las calles de La Habana, esta ciudad de grandes lumínicos se perdió al ser señala por el dedo. Y las cosas siguen igual y las gentes humildes de la ciudad antigua s epreservan para aguardar por la llegada de la ya cercana nueva ciudad..." En "Contratiempos (2001)", no son meros óbstaculos los que se avecinan, sino, una postura ante la finalidad del ser: la muerte. No sólo nos vemos diariamente obstaculizados por el quehacer de nuestras vidas, sino también por la definición del mero vivir, algo que pocos realmente nos preguntamos y que se tiende a desechar ante la limitada expresión del ser. Como le ocurre el fantasma de Hamlet, Contratiempos nos recuerda que el pasado puede herirnos sólo si le hacemos caso; pero, se nos hace muy difícil no hacerle caso.